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Declaración Observatorio Regional de Equidad en Salud, según Género y Pueblo Mapuche

A lo largo de todo el territorio nacional, estudiantes mujeres se están organizando, movilizando y tomándose espacios universitarios. Espacios públicos que lamentablemente no siempre son espacios de respeto para las mujeres, sino que muchas veces se configuran como espacios sexistas, donde ocurren abusos sexuales, acoso sexual y otras manifestaciones graves de la violencia de género. Acudir al instrumento de la ocupación de espacios públicos tiene una trayectoria larga en la lucha de mujeres. Desde los años 70 que el movimiento feminista está reclamando la erradicación de la violencia machista invisibilizada, tanto en el espacio público como en el privado.

Frente a la preocupante situación de acoso sexual, y la falta de un abordaje adecuado que se posicione en contra de la normalización de la violencia de género en el espacio universitario de la Universidad de La Frontera, es difícil pensar en un "normal desarrollo de clases", cuando son también las aulas de clase donde estudiantes y profesoras no están exentas de vivir situaciones de acoso sexual, tales como manifestaciones (no) verbales presenciales o manifestaciones por medios digitales, hasta manifestaciones físicas (MINEDUC, 2017). 

Los lugares que han sido dominados tradicionalmente por hombres y que han sido caracterizados por inequidades de poder a nivel organizacional están asociados con un nivel más elevado de acoso sexual hacia mujeres (Ilies, Hauserman, Schwochauy Stibal, 2003; Lafontaine y Tredeau, 1986; Valls et al., 2016). Street, Gradus, Stafford y Kelly (2007) dan cuenta de estudios que se han hecho sobre acoso sexual en espacios dominados por hombres, específicamente en el servicio militar y subrayan que el acoso sexual ocurre en espacios donde hay diferencias de poder, confirmando que las principales afectadas son mujeres. Las diferencias de poder ocurren donde se encuentran estatus marcados por el género, pero también por raza y orientación sexual, entre otros (Street et al., 2007). En este contexto, cabe destacar que la población universitaria de la Universidad de La Frontera está caracterizada por una alta brecha entre los géneros en posiciones de poder. Según el último anuario estadístico disponible de esta casa de estudio (Universidad de La Frontera, 2015), la población académica está dominada con un 64 % por hombres mientras que en la población estudiantil, se titulan más mujeres que hombres. Un 51% de los y las titulados/as de pregrado son mujeres, y en el caso de las y los titulados/as de postgrado las mujeres dominan con un 66,5%. Estas altas cifras de egreso de profesionales mujeres de la Universidad de La Frontera no se reflejan en la realidad académica, observándose un aumento de la diferencia por sexo según la adquisición de posiciones de poder en la Universidad. Contrastando está realidad con los antecedentes empíricos de la violencia de género en espacios mayoritariamente masculinos, debe ser una preocupación de la institución conocer cuál es la situación de las mujeres con respecto a la problemática de violencia de género, específicamente del acoso sexual, para tomar las medidas preventivas y de atención correspondientes para abordar la problemática.

Barreto (2017) añade que la tolerancia silenciada de la violencia y la falta de marcos normativos en las instituciones supone riesgo de aumento de la prevalencia; en cambio la visibilización por medio de la lucha organizada aumenta el acceso a la justicia en espacios en los que responde con negación en donde los líderes de las instituciones se ven forzados a promulgarse a favor de la víctima lo que resulta en experiencias exitosas de acceso a la justicia. Frecuentemente, las universidades no reconocen la violencia de género como un problema en el espacio universitario y tienden a guardar silencio, creando un entorno que apoya más bien a los agresores que a las víctimas que deciden denunciar situaciones de acoso sexual (Puigvert, 2010).

Como Observatorio apoyamos a movimientos de mujeres diversas por su derecho a vivir en un ambiente libre de violencia basada “en la pertenencia al sexo femenino, que causa o es susceptible de causar a las mujeres daño o sufrimiento físico, psicológico o sexual, incluidas las amenazas de tales actos y la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada” (CEDAW, 1993, Art. 1).

En nuestra Casa de Estudios cabe señalar a la organización de estudiantes por un protocolo y contra el acoso en la Universidad de La Frontera, que se constituye en el año 2015 y lleva un proceso largo de visibilización y denuncia de la violencia de género que tiene lugar en la Universidad.

Consecuentemente con lo expresado, el Observatorio es convocado y se hace parte de una Comisión triestamental que nace en la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades, donde se está avanzando hace más de un año y medio en una propuesta de un protocolo ante denuncias de acoso sexual y acoso discriminatorio, con una mirada integral e interseccional que no se limita a regular prácticas de acoso laboral donde quedan fuera las prácticas que se dan en el estamento de estudiantes o entre estudiantes y personas de otros estamentos, sino aplicaría a todas y todos quienes tengan un vínculo con esta casa de estudio.

Como Observatorio queremos señalar la importancia de la transversalización del género en la Universidad de La Frontera, en donde una Política de Género y un Protocolo que responda adecuadamente a las prácticas constitutivas de acoso sexual y otras formas de violencias de género, son ejes fundamentales para avanzar hacia la equidad de género en este espacio, “…..donde mantener relaciones basadas en la confianza , la cooperación y la transparencia son acciones que favorecen el desarrollo y el establecimiento de un buen clima laboral, donde el talento humano pueda relevarse sin discriminaciones de ningún tipo, abrazando la diversidad y brindando de esta forma el soporte para un desarrollo integral sostenible”., esta es parte de la propuesta de política de Buenas Prácticas Laborales mencionada por el señor Rector, trabajada hace 10 años en la Universidad, donde también el Observatorio participó, propuesta que quedó archivada. Hoy, es tiempo de tomar medidas y sumarse, las propuestas están, es tiempo de decisión política para implementarla.


Referencias:

Barreto, M. (2017). Violencia De Género Y Denuncia Pública En La Universidad. Revista Mexicana de Sociología, 79(2), 261–286. Retrieved from http://www.scielo.org.mx/pdf/rms/v79n2/0188-2503-rms-79-02-00262.pdf

Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de Naciones Unidas, Naciones Unidas 1993

Ilies, R., Hauserman, N., Schwochau, S. y Stibal, J. (2003). Reportes incidence rates of workrealted sexual harassment in the United States: Using Meta-Analysis to explain reported
rate disparities. Personnel Psychology, 56(3), 607–631. https://doi.org/10.1111/j.1744-
6570.2003.tb00752.x

Lafontaine, E. y Tredeau, L. (1986). The frequency, sources, and correlates of sexual harassment
among women in traditional male occupations. Sex Roles, 15(7-8), 433–442.
https://doi.org/10.1007/BF00287982

Ministerio de Educación de Chile. (2017). Protocolos contra el Acoso Sexual en Educación Superior: Sugerencias para su elaboración. 

Puigvert, L. (2010). Incidencia de la Ley Integral contra la Violencia de Género en la Formación Inicial del Profesorado: Año 2007-2010. Recuperado de http://www.inmujer.gob.es/areasTematicas/estudios/estudioslinea2012/docs/Incidencia_Ley_integral.pdf

Street, A. E., Gradus, J. L., Stafford, J. y Kelly, K. (2007). Gender differences in experiences of sexual harassment: data from a male-dominated environment. Journal of consulting and clinical psychology, 75(3), 464–474. https://doi.org/10.1037/0022-006X.75.3.464

Universidad de La Frontera. (2015). Anuario estadístico 2015: Universidad de La Frontera. Recuperado dehttp://analisis.ufro.cl/index.php/docman/documentos-destacados/385-anuario-ufro-2015/file

Valls, R., Puigvert, L., Melgar, P. y Garcia-Yeste, C. (2016). Breaking the Silence at Spanish Universities: Findings From the First Study of Violence Against Women on Campuses in Spain. Violence against women, 22(13), 1519–1539.
https://doi.org/10.1177/1077801215627511